Como es sabido, ayer la organización ETA emitió un comunicado en el que declaraba el fin de la lucha armada con efecto inmediato. Las causas de esta decisión hay que buscarlas en varios frentes, empezando por el policial, aunque también han tenido bastante que ver otros factores, como la pérdida de apoyos tanto en Euskadi como en el extranjero, en especial en Francia, y el cada vez más mayoritario sentimiento de que ETA era más un lastre que un apoyo útil al objetivo político que decía defender. Pienso que la decisión llega 29 años tarde, porque la organización debió tomarla cuando se disolvió ETA Político-Militar, y que, con alguna excepción puntual anterior y posterior, es a partir de entonces cuando se convirtió en un grupo terrorista puro, en una banda formada cada vez más por fanáticos sin cerebro o por profesionales del asesinato y la extorsión sin ideario político alguno. Más vale tarde que nunca, dicen, y por supuesto celebro el fin de la violencia etarra. Espero que el futuro presidente español sepa gestionar la paz, ya que, si es quien me imagino que será, entre sus correligionarios hay unos cuantos para quienes el fin de ETA no será tan buena noticia como lo es para mí.
Se habla mucho de las víctimas como colectivo unitario e indivisible. Para empezar, las ha habido en los dos bandos: en 43 años de lucha armada pensar en otra posibilidad roza el absurdo. Y, desde luego, no son iguales las víctimas que eran parte del conflicto, que los inocentes asesinados sin ninguna justificación posible, que los asesinados por querer dejar de ser asesinos, o que aquellos que lucharon por poner fin al conflicto y fueron dolorosas consecuencias de la sinrazón más absoluta. Por poner nombres y apellidos, meter en el mismo saco a Melitón Manzanas, Carrero Blanco o Ricardo Sáenz de Ynestrillas que a Ernest Lluch, cuya familia, dicho sea de paso, siempre ha sido un ejemplo de dignidad, es un insulto intolerable para cualquiera que tenga cerebro y conozca la historia reciente de este país. Respeto y reparación a todas las víctimas, sí, pero sabiendo que no todas son iguales. A algunas de ellas el estado de Derecho no les debe nada, porque siempre fueron hostiles a la libertad y la democracia. Lo mismo que dije que ETA pone fin a la lucha armada con 29 años de retraso, los cuales han costado muchas víctimas inocentes y mucho sufrimiento inútil, también digo que durante el franquismo su existencia estaba plenamente justificada, y una parte importante de sus acciones, también. Cuándo y por qué deja uno de ser un luchador contra la opresión y se convierte en un asesino profesional, es algo que sólo quienes han dado el paso pueden saber. Lo dieron, y por eso es bueno que, por fin, lo desanden, espero que para siempre.