RELATOS SALVAJES. 2014. 119´. Color.
Dirección: Damián Szifron; Guión: Damián Szifron; Dirección de fotografía: Javier Julia; Montaje: Pablo Barbieri Carrera y Damián Szifron; Música: Gustavo Santaolalla; Diseño de producción: María Clara Notari; Producción: Hugo Sigman, Agustín Almodóvar, Pedro Almodóvar, Esther García y Matías Mosteirín, para Kramer and Sigman Film-El Deseo-Telefe (Argentina-España)
Intérpretes:
RELATO Nº1 : Pasternak. María Marull (Isabel); Darío Grandinetti (Salgado); Mónica Villa (Profesora Leguizamón); Lucila Mangone, Javier Pedersoli, María Laura Caccamo, Marcelo Frasca.
Sinopsis: Una modelo y un crítico musical coinciden en un avión y descubren que tienen un conocido común.
RELATO Nº2 : Las ratas. Rita Cortese (Cocinera); Julieta Zylberberg (Moza); César Bordón (Cuenca).
Sinopsis: Una joven camarera ve cómo el hombre que hundió a su familia entra en el local en que trabaja.
RELATO Nº3 : El más fuerte. Leonardo Sbaraglia (Diego); Walter Donado (Mario).
Sinopsis: Un pique de carretera se convierte en un duelo mortal entre dos conductores.
RELATO Nº4 : Bombita. Ricardo Darín (Simón); Nancy Dupláa (Victoria); Andrea Garrote (Abogada de Victoria); Pablo Chao (Controlador de tránsito); Luis Mazzeo (Pécora); Federico Liss, Noemí Ron.
Sinopsis: Un incidente de tráfico inicia una espiral de desastres en la vida de un ingeniero.
RELATO Nº5 : La propuesta. Óscar Martínez (Mauricio); María Onetto (Helena); Osmar Núñez (Abogado); Germán de Silva (Casero); Diego Velázquez, Ramiro Vayo.
Sinopsis: El hijo de un millonario ha cometido un atropello mortal. La familia trama un plan para que el muchacho no vaya a la cárcel.
RELATO Nº6 : Hasta que la muerte nos separe. Erica Rivas (Romina); Diego Gentile (Ariel); Marcelo Pozzi (Cocinero); Margarita Molfino (Lourdes); Gustavo Bonfigli, Liliana Weimer.
Sinopsis: Una boda de alto copete culmina en traumático evento cuando la novia descubre que su nuevo marido le es infiel.
Curtido en el mundo de la escritura para la televisión, Damián Szifron dio en la diana con su segunda película, Relatos salvajes, fábula sobre lo animales que somos bajo nuestra apariencia pulcra y civilizada, y lo fácil que es ser personitas ejemplares, o al menos salvables, cuando todo nos va bien.
El film se compone de seis historias, sin más nexo de unión que el fundamental: la cohesión temática. Argentina es un país que ha producido verdaderos genios del relato corto, y Szifron se nos presenta como un digno continuador de esa loable tradición. Retrato de una sociedad desquiciada desde la óptica del humor negro, esta obra es una de esas hostias que el buenrollismo se gana a pulso, pues expone con detalle lo cerca que estamos del infierno, que unas veces nos llega en forma de infidelidad conyugal, otras, con el regreso de fantasmas del pasado, y no pocas, con los horrores de la vida urbanita, su enervante tráfico rodado y su insufrible burocracia. Decía Bukowski, que de las miserias del ser humano sabía un rato largo, que no son los grandes problemas, sino las pequeñas cosas las que hacen que un hombre pierda la cabeza. Y eso es Relatos salvajes: seis formas distintas de mostrar cómo somos cuando perdemos la cabeza.
Poseedora de un acabado técnico intachable pero que no la hace especial, la película se impone porque consigue arrancar la risa malvada del espectador muchas más veces de las que él mismo querría. El relato-prólogo, en el que los pasajeros de un avión descubren poco a poco que todos conocen a un individuo al que, de una forma u otra (o, mejor dicho, de todas), jodieron la existencia, me parece magistral. Es la más breve de las historias, y de hecho antecede a los títulos de crédito, pero no puede ser más inspirada, y nos pone frente a la palabra sobre la que gravita toda la película: venganza. Ojo por ojo, y al final todos ciegos, dijo alguien. Eso díganselo al tuerto, parece replicar Szifron. En su película, la venganza no se sirve fría (precisamente el primer relato sería la excepción), sino en su forma más visceral y primaria. El ser humano moderno como bomba de relojería, compuesta de inseguridades y rencores, siempre a punto de estallar, y estallando al final con ese cóctel de sangre y ridiculez que suele adornar las acciones de los individuos desquiciados. Szifron posee ese humor negro tan judío que le hermana con los Coen, incluso cuando ese humor desaparece de la pantalla (a veces no está en lo que vemos, sino que reímos porque nos ponemos en el lugar de los protagonistas… y haríamos las mismas salvajadas que ellos), la razón salta por la ventana y la sangre no sólo llega al río, sino que lo tiñe. La traición de quienes se supone que son tus seres queridos mueve a Pasternak y a Romina; el enfrentamiento con una burocracia inmisericorde y sin alma empuja a la acción al ingeniero cuya vida se derrumba; el deseo ciego de justicia saca de quicio a la cocinera; esa querencia tan masculina por ser el macho dominante lleva a la destrucción a los dos conductores, y un sistema corrupto hasta el tuétano es el telón de fondo de La propuesta, un relato sencillamente magnífico.
El reparto reúne a buena parte del star system argentino, y en general el trabajo de los actores merece una buena nota. Ricardo Darín, Rita Cortese, Óscar Martínez y Darío Grandinetti están excelentes. Leonardo Sbaraglia, bien, pero un punto por debajo de los mencionados; a Erica Rivas la encuentro sobreactuada, pero la disculpo porque así es la histeria, y Walter Donado representa muy bien a ese tipo con el que nunca querrías encontrarte en tu camino.
Relatos salvajes merece ser calificada como una de las mejores películas iberoamericanas de este siglo. Condensar tanta inteligencia y tanta mala leche en dos horas no es algo que cualquiera pueda hacer bien. Y Damián Szifron lo ha bordado.