THE KIDS ARE ALL RIGHT. 2010. 109´. Color.
Dirección: Lisa Cholodenko; Guión: Stuart Blumberg y Lisa Cholodenko; Director de fotografía: Igor Jadue-Lillo; Montaje: Jeffrey M. Werner; Música: Carter Burwell; Diseño de producción: Julie Berghoff; Dirección artística: James Pearse Connelly; Producción: Daniela Taplin Lundberg, Gary Gilbert, Jordan Horowitz, Celine Rattray y Jeffrey Levy-Hinte para Focus Features- Gilbert Films- Mandalay Vision- Antidote Films (EE. UU.).
Intérpretes: Annette Bening (Nic); Julianne Moore (Jules); Mark Ruffalo (Paul); Mia Wasikowska (Joni); Josh Hutcherson (Laser); Yaya Da Costa (Tanya); Kunal Sharma (Jai); Eddie Hassell (Clay); Zosia Mamet (Sasha); Joaquín Garrido, Rebecca Lawrence, Lisa Eisner, James MacDonald.
Sinopsis: Dos jóvenes, hijos de un matrimonio de lesbianas, deciden conocer al hombre que donó el esperma con el que fueron concebidos.
La directora Lisa Cholodenko consiguió el mayor éxito de su carrera gracias a Los chicos están bien, drama con toques de comedia sobre los nuevos tipos de familia. Planteada de acuerdo a los cánones del llamado cine independiente, la película trascendió los habituales circuitos de difusión de esta clase de filmes e incluso obtuvo diversas nominaciones al Oscar.
La historia, de tintes autobiográficos, se centra en un matrimonio de lesbianas con dos hijos inseminados, muchos años atrás, por el mismo hombre. En cuanto la hija mayor cumple los 18 años, su hermano le pide que haga los trámites para conocer a ese individuo, que resulta ser un apuesto cuarentón, dueño de un restaurante y un huerto ecológico. La entrada de este hombre en el ideal universo lésbico-familiar preexistente trastoca por completo a todos sus miembros o, más exactamente, los coloca frente al espejo de sus dudas, inseguridades y renuncias.
En verdad, lo que la película tiene de original es el perfil de la familia que la protagoniza, más que los otros elementos que la conforman. El esquema del extraño que viene a romper la estructura familiar, desarrollado con singular agudeza en Teorema, de Pasolini, ha sido muchas veces visto en la gran pantalla, si bien Cholodenko trata el asunto con cierta gracia: el donante de esperma, dotado de numerosas cualidades como individuo, se convierte en una figura paterna para los muchachos, en el amante de una de las lesbianas, e incluso llega a caerle bien a la mujer que asume el rol masculino en la familia… hasta que descubre la tostada, lógicamente.
Si en lo formal la película es indie hasta las trancas, con ese típico desenfado que no llega a un desaliño que, bien dosificado, podría imprimirle un carácter visual del que carece, en lo narrativo resulta, en definitiva, mucho menos transgresora de lo que parece (por ejemplo, está mucho más presente en pantalla el sexo entre hombre y mujer que el homosexual, lo que resulta chocante en una obra protagonizada por lesbianas), lo que en parte podría explicar su éxito. De hecho, si el film estuviera protagonizado por una familia convencional, al final le quedaría a uno la sensación de estar patrocinado por el Opus Dei. Me quedo con los toques de humor, casi siempre acertados, con la creíble visión de la adolescencia (mención especial para el personaje de Clay, ejemplo de tantos quinceañeros estúpidos y descerebrados), con el ingenio de los diálogos, con el mimo que se emplea en captar la psicología de los personajes y con el homenaje a la gran Joni Mitchell.
Si creo que Julianne Moore es la mejor actriz del cine contemporáneo es a causa de interpretaciones como la que realiza en los chicos están bien, incorporando a un personaje bien escrito que le permite mostrar su amplísimo abanico de registros. Le da una excelente réplica Annette Bening, actriz de gran nivel que aquí asume un rol eminentemente masculino con esa elegancia tan suya, y ambas dejan atrás a un esforzado, pero no sobresaliente, Mark Ruffalo. Cumple bien el sector teenager, en especial Mia Wasikowska. Los chicos están bien es una película en esencia femenina, y tanto los personajes de dicho sexo como las interpretaciones de las actrices brillan con mayor intensidad.
Buena película, a ratos notable, pero tampoco, pese a algunos momentos de indiscutible calidad y al formidable trabajo de sus actrices protagonistas, un clásico del indie moderno o una obra de referencia. Para eso, le falta personalidad en la forma y espíritu subversivo en el contenido.