BIG STAR: NOTHING CAN HURT ME. 2013. 112´. Color.
Dirección: Drew DeNicola y Olivia Mori; Guión: Drew DeNicola; Dirección de fotografía: Drew DeNicola; Montaje: Christopher Branca y Drew DeNicola; Música: Big Star, Alex Chilton, Chris Bell; Producción: Olivia Mori y Danielle McCarthy, para September Gurls Productions-Ardent Studios-Omnivore Entertainment Group (EE.UU).
Intérpretes: Jody Stephens, Jon Auer, Rick Clark, Andy Hummel, John Lightman, Terry Edwards, Ken Stringfellow, Tav Falco, Alex Chilton, Chris Bell.
Sinopsis: Repaso a la historia del grupo Big Star, cuyos discos fueron un fracaso comercial pese a ser aclamados por la crítica especializada.
En música, como en todas las artes, calidad no es sinónimo de éxito. Existen casos llamativos de bandas que, reuniendo a priori todos los ingredientes necesarios para convertirse en mundialmente famosas, fracasaron en el intento por motivos diversos. Una de esas formaciones, Big Star, se ha ganado con el paso de los años el status de banda de culto, en gran parte por su influencia en luminarias del rock alternativo como REM o The Posies. Este documental, cuyo máximo artífice es Drew DeNicola, repasa la corta y accidentada trayectoria de una banda que merece ser reivindicada.
Debo decir, respecto a Big Star: Nothing can hurt me, que me ha gustado más la banda que la película, y ello porque, en primer lugar, a ésta cabe achacarle que reúne una cantidad insuficiente de material original de (y sobre) la banda como para llenar casi dos horas de metraje. De hecho, la parte del film que habla estrictamente del período de actividad de Big Star no es ni siquiera mayoritaria, factor al que sin duda contribuye el hecho de que varios de los miembros más importantes de la banda, incluídos sus dos líderes, fallecieran años antes de que la película viera la luz. Me faltan también más testimonios de músicos profesionales, que muchas veces son sustituidos por los de entusiastas periodistas musicales, que pueden ser más didácticos pero son menos divertidos que los de los intérpretes.
Big Star fue una banda formada en Memphis cuando Alex Chilton, cantante y guitarrista que conoció el éxito formando parte de los Box Tops, se puso al frente del proyecto que encabezaba Chris Bell, un joven y talentoso músico de la ciudad. Esta circunstancia fue uno de los motivos de la breve y errática trayectoria de la banda, pues Bell sintió que Chilton acaparaba el protagonismo de un grupo que él entendía como suyo. No obstante, nunca hubo mucho protagonismo que acaparar: el primer álbum de Big Star pasó totalmente desapercibido, pese a algunas reseñas favorables y a contener canciones dignas de mucha mejor fortuna, como In the street. Bell, cuyo equilibrio mental siempre fue inestable, abandonó el grupo, aunque regresó para participar en la elaboración de un segundo álbum que corrió la misma suerte que el anterior. Aún hubo un tercero, en el que Bell, que falleció a los 27 años en un accidente automovilístico, no participó y que vio la luz cuando el grupo había dejado de existir. No fue hasta varios años después de su disolución cuando Big Star empezó a ganar prestigio, gracias al hecho de que músicos de la siguiente generación que sí alcanzaron el estrellato empezaron a citarles como una de sus mayores influencias. La prensa musical, colectivo entre el que abunda el esnobismo, siempre estuvo de su lado, aunque eso no fue suficiente para que una banda que creó un puñado de canciones de muy buena factura lograra imponerse a las tensiones internas, a las dificultades en la distribución comercial de sus discos, que frenaron en buena manera su difusión, y al hecho de que trabajaran un estilo que no estaba de moda en su época. Hoy se les conoce como precursores del power-pop, pero la música de Big Star era más cercana a la que triunfó en la década anterior (la influencia de los Byrds, por ejemplo, resulta acusada) que a la que estaba de moda en su época.
Se agradece a Drew DeNicola su labor divulgativa, y en este sentido su película cumple la función de dar a conocer a Big Star entre el público de hoy, pero echo en falta más material de la banda, y en cambio me sobran testimonios de periodistas musicales enfatizando lo buenos que eran. En el caso de Big Star, no es que el mundo se equivocara, que también, sino que la propia banda y quienes trabajaron con y para ella le dieron pocas posibilidades de acertar. En todo caso, las canciones de Big Star merecen ser escuchadas con atención y por ello, repito, la película cumple su principal objetivo.