EVERYONE SAYS I LOVE YOU. 1996. 99´. Color.
Dirección: Woody Allen; Guión: Woody Allen; Dirección de fotografía: Carlo Di Palma; Montaje: Susan E. Morse; Diseño de producción: Santo Loquasto; Vestuario: Jeffrey Kurland; Música: Miscelánea. Temas de Dick Hyman, Gus Kahn, Cole Porter, etc.; Producción: Robert Greenhut, para Sweetland Films-Magnolia Productions-Miramax (EE.UU.).
Intérpretes: Woody Allen (Joe); Goldie Hawn (Steffi); Alan Alda (Bob); Natasha Lyonne (DJ); Julia Roberts (Von); Edward Norton (Holden); Drew Barrymore (Skylar); Lukas Haas (Scott); Tim Roth (Charles Ferry); Gaby Hoffmann (Lane); Natalie Portman (Laura); Trude Klein, Barbara Hollander, Patrick Cranshaw, Billy Crudup, David Ogden Stiers, Itzhak Perlman, Tony Sirico.
Sinopsis: La vida de una rica familia neoyorquina, explicada por la hija adolescente en clave de comedia musical.
No hace falta ser un exhaustivo conocedor de la filmografía de Woody Allen para saber que la música ocupa un lugar primordial en la obra del director neoyorquino. Sin embargo, no fue hasta 1996, en mitad de su última gran etapa creativa, cuando Allen se decidió a rodar un musical puro. Todos dicen I love you no está considerada como una de sus mejores películas, pero es, en muchos aspectos, un film notable.
Hablamos de una comedia musical en toda regla, en la que se alternan las localizaciones y los estados de ánimo. Aunque retrata el pijerío neoyorquino, varias de las escenas clave de la película tienen lugar en París y Venecia (podría decirse que con esta película empieza de verdad el Allen viajero, que en general ha producido más películas flojas que interesantes), y el tono blanco, casi naïf, de algunas escenas, se alterna con la melancolía propia del director. En general, los números musicales, cuyas canciones interpretan mayoritariamente los mismos actores protagonistas (incluyendo al principal arquitecto de la obra), me parecen lo menos destacado del film, aunque Allen se empeña en que aporten algo a la narración y casi siempre lo consigue. No obstante, la recurrente utilización de I´m thru with love cada vez que alguno de los personajes sufre un desengaño amoroso me parece excesiva. En mi opinión, la coreografía de Makin´whoopie, situada muy acertadamente en un hospital, es la mejor de la película.
Se nota que el Allen narrador pasaba por un buen momento. Entre número y número musical, Todos dicen I love you contiene algunos de los mejores chistes políticos de toda su trayectoria: toda la subtrama relacionada con Scott, el hijo adolescente de la familia protagonista, es magnífica, por no hablar de la escena en la que la pija liberal que es Steffi realiza un discurso solicitando prisiones abiertas y menús europeos para los delincuentes encarcelados frente a un auditorio formado por policías. La escena en la que Steffi, Bob (el personaje que pronuncia muchas de las mejores frases de la película) y Joe discuten sobre la capacidad de éste para emparejarse siempre con las mujeres equivocadas es igualmente brillante. Hay otros aspectos más flojos: para la relación entre Joe y Von, Allen utiliza un recurso que ya empleó con fines dramáticos en Otra mujer, y que aquí sólo ayuda al tono de comedia a ratos; con todo, el principal punto flaco de una película en la que narración se pone en boca de DJ, la enamoradiza hija adolescente de la familia, es el romance entre Holden y Skylar, que sólo tiene interés cuando ella deja al yerno perfecto y se lía con un ex-presidiario de esos que tanto gustan a su madre.
Nostalgia, enciclopédico conocimiento de la música popular norteamericana de los años 30 y 40 y homenajes a Groucho Marx se dan cita en un film en el que destaca la luminosa (incluso en las escenas nocturnas) fotografía de Carlo Di Palma. El Nueva York más opulento, así como los rincones más idílicos para el turista de París y Venecia se nos muestran con todo su encanto, gracias en buena parte al trabajo del operador italiano.
Antes mencioné que son los actores protagonistas quienes interpretan las canciones que se cantan en la película. Aunque Allen insistió a los miembros del reparto en que el objetivo era más cantar con naturalidad que hacerlo bien, a Drew Barrymore, mediocre actriz, hubo que doblarla para ahorrarle al espectador la tortura de sus gorgoritos. Al lado de un desprovechado Edward Norton, Barrymore aún empequeñece más de lo que es usual. Los mejores de la función son Alan Alda y un inspirado Tim Roth. Goldie Hawn hace un buen papel, la joven narradora Natasha Lyonne posee la gracia necesaria y Julia Roberts, actriz cuyo éxito merecería ser explicado en un programa de Iker Jiménez, hace lo que puede, aunque al menos queda mejor que Drew Barrymore. Bien Lukas Haas, al igual que una joven Natalie Portman, a la que se le nota el talento incluso haciendo de pija llorona.
Woody Allen tiene varias películas mejores que Todos dicen I love you, pero sus enormes dotes para la comedia hacen de esta película un plato algo empalagoso, pero rico y de fácil digestión.