Con la muerte de Philip Roth, sumada al reciente fallecimiento de Tom Wolfe, se van dos escritores clave de la narrativa del siglo XX. Ambos gozaban de mi admiración: Wolfe, fundamentalmente, por haber escrito una de esas novelas que tantos mataríamos por poder firmar; Roth, por ser un autor excelente al que, en muchos aspectos, siempre he considerado muy próximo. El hecho es que la gran literatura se nos va de las manos, pienso al recordar que la inmensa mayoría de mis escritores de cabecera han fallecido, o es previsible que lo hagan en no demasiados años. Dijo Roth que las imágenes han devorado a los escritores, y dijo bien. La mejor literatura se encamina definitivamente hacia los museos, pues hace tiempo que dejó de ser algo vivo y de tener influencia en la sociedad. Lo grave no es que los más grandes perezcan, pues eso obedece a la pura ley natural, sino lo poco a su altura que viene por detrás. Y en la música y el cine las cosas discurren por idénticos derroteros, si bien a un ritmo menos acelerado. Aunque eso lo dejo para otros posts.