ICE AGE. 2002. 79´. Color.
Dirección: Chris Wedge y Carlos Saldanha; Guión: Peter Ackerman, Michael J. Wilson y Michael Berg, basado en una historia de Michael J. Wilson; Montaje: John Carnochan; Música: David Newman; Diseño de producción: Brian McEntee; Producción: Lori Forte, para Blue Sky Studios-20th. Century Fox (EE.UU.).
Intérpretes: Ray Romano (Voz de Manfred); John Leguizamo (Voz de Sid); Denis Leary (Voz de Diego); Goran Visnjic (Voz de Soto); Jack Black (Voz de Zeke); Cedric The Entertainer (Voz de Carl); Stephen Root, Diedrich Bader, Alan Tudyk, Lorri Bagley, Jane Krakowski, Peter Ackerman, Chris Wedge, Josh Hamilton (Otras voces).
Sinopsis: En plena prehistoria, y mientras todos sus congéneres migran hacia el sur, un grupo de pintorescas criaturas emprende la ruta inversa y asumirá la tarea de devolver a su tribu a un bebé humano abandonado.
Después de buscar un éxito en el cine de animación que se le estaba resistiendo, la Fox dio con la tecla del éxito masivo con Ice Age, comedia ambientada en la prehistoria que gustó a pequeños y adultos e inauguró una exitosa franquicia que a día de hoy sigue generando importantes beneficios.
Cuando uno habla de animación de calidad y, verdaderamente, apta para todos los públicos, siempre piensa en Ghibli y Pixar. El boom de esta última compañía, producido a raíz del estreno de Toy Story hace casi un cuarto de siglo, trajo consigo el desarrollo de diversos proyectos con los que distintas compañías intentaron igualar el éxito de los reyes de la animación digital. Ice age figura entre los más distinguidos films de este calibre, pues sitúa al espectador en los albores de la Historia y le sirve una propuesta entrañable a la par que inteligente. La perfección técnica no alcanza las cotas de excelencia que son el sello distintivo de Pixar, lo cual se ve con especial claridad al contemplar las figuras humanas, en particular las adultas. Sin embargo, el ingenio del guión, la notable construcción de personajes y el marco temporal le dan a esta historia un carácter original que, unido al excelente sentido del ritmo narrativo del que hacen gala los directores, convierten a la propuesta en un éxito rotundo. El tono del discurso es ecologista-new age, pues se dota a los animales de una bondad de la que los seres humanos carecen y se pone el máximo interés en ensalzar la amistad entre diferentes. Los protagonistas lo son tanto que, cuando todos migran hacia el sur, ellos van hacia el norte. Bueno, el locuaz perezoso Sid no va a ninguna parte, pues se ha perdido la migración por estar en la inopia y lo que intenta es escabullirse de un par de rinocerontes a los que ha conseguido cabrear. En su huida, logra el auxilio de Manfred, un callado mamut, y opta por no despegarse de quien acaba por convertirse en su protector.
Más allá de las divertidas apariciones de Scrat, un voluntarioso roedor cuyo afán por enterrar bellotas siempre ocasiona diversos desastres, y de la infantil comicidad de Sid, abundan los elementos dramáticos, sobre todo cuando aparece en escena el bebé humano a quien Sid y Manfred deciden devolver a su tribu, pese a que el segundo tiene motivos más que sobrados para odiar a nuestra especie. También los tiene Diego, un tigre con dientes de sable que les acompaña, pero no para guiarles, sino para que todos ellos sirvan de alimento a su manada.
No es Pixar, dijimos, pero hay buena técnica, como ya se aprecia en el prólogo, que ilustra un gran desprendimiento de hielo causado por Scrat. El montaje es excelente, la música bastante correcta, y escenas como las de la erupción volcánica resultan lo bastante espectaculares como para satisfacer al público más exigente.
Quienes dan voz a los protagonistas no son grandes estrellas, pero sí buenos actores. Sobresale John Leguizamo, que por algo se encarga del personaje más hablador con diferencia, pero subrayo por encima de todos el trabajo de Denis Leary en la voz de Diego, el tigre que sufre una metamorfosis cuando ve que Manfred, a quien da voz con acierto Ray Romano, posee un sentido de la lealtad ante el que nadie puede quedar indiferente. Bien Goran Visnjic, y Jack Black tampoco aparece demasiado…
En definitiva, una película de animación recomendable para el público infantil y para el espectador adulto, que triunfó con justicia y que sigue siendo el mejor trabajo de dos directores que han seguido, ya sea en conjunto o por separado, produciendo largometrajes muy interesantes.