Dado que acostumbro a leer lo que queda de la prensa seria, he podido ver la imagen de un tal Maluma llorando a moco tendido al contemplar su recién adquirido avión privado. El mundo entero debería llorar con él, porque el hecho de que ese simulacro de cantante haya alcanzado tales cotas de fama no deja de ser muy deprimente. No obstante, no critico al sujeto, como hacen los progres de salón, por ostentoso, pues tiene el derecho de gastarse su dinero en lo que le apetezca, y desde luego no va a hacerlo en la creación de escuelas de música que hagan posible que los jóvenes comprendan que lo que él hace es una puta mierda. Lo lamentable es que alguien tan carente de talento no utilice como medio de transporte habitual una moto de repartidor de Glovo. Algo estamos haciendo mal.