NARC. 2002. 98´. Color.
Dirección: Joe Carnahan; Guión: Joe Carnahan; Dirección de fotografía: Alex Nepomniaschy; Montaje: John Gilroy; Música: Cliff Martínez; Diseño de producción: Greg Beale y Taavo Soodor; Dirección artística: Greg Beale; Producción: Michelle Grace, Ray Liotta, Julius R. Nasso y Dianne Nabatoff, para Emmett/Furla/Oasis Films-Cruise/Wagner Productions- Splendid Pictures-Tiara Blu Films- Lions Gate Films-Paramount Pictures (EE.UU.).
Intérpretes: Jason Patric (Nick Tellis); Ray Liotta (Henry Oak); Busta Rhymes (Darnell Big D Love Beery); Richard Chevolleau (Latroy Steeds); Krista Bridges (Audrey Tellis); John Ortiz (Octavio Ruiz); Bishop (James Stacey); Chi McBride (Capitán Cheevers); Alan Van Sprang (Michael Calvess); Anne Openshaw (Kathryn Calvess); Lloyd Adams, Lina Felice, Booth Savage, Tony De Santis, Stacey Farber.
Sinopsis: El asesinato de un policía de Narcóticos hace que Nick Tellis, un agente involucrado tiempo atrás en un tiroteo con heridos civiles, vuelva al servicio para esclarecer el crimen junto al detective Henry Oak, compañero del fallecido.
rc, el segundo largometraje dirigido por Joe Carnahan, es un thriller policíaco de espíritu realista que pasó algo inadvertido en su estreno en salas, pero que con el paso de los años se ha revelado como uno de los filmes de su género más reivindicables de lo que llevamos de siglo.
Cabe decir que no estamos ante una obra demasiado original, pues bebe de la tradición del cine policíaco clásico y presenta algunas similitudes con la excelente Training day. No obstante, Carnahan consigue trascender los estereotipos gracias a la notable garra que aplica en la puesta en escena y a un convincente trabajo de exploración de los perfiles psicológicos de su dúo protagonista, mucho más complejos de lo que es usual en este tipo de productos. La película comienza con un plano, que se repite varias veces a lo largo del metraje, del agente de policía Nick Tellis meditando, solo, en pleno atardecer. A continuación, vemos la secuencia que describe el trauma de ese hombre. Se trata de una escena, rodada con una mareante cámara en mano y montada en plan videoclipero (confieso que ambos elementos me hicieron temer lo peor respecto a lo que me esperaba), en la que Tellis persigue a un traficante que hiere de gravedad a un transeúnte y acaba tomando como rehén al hijo de una mujer embarazada. El policía dispara y consigue neutralizar al delincuente, pero la casual víctima del tiroteo también resulta herida por los disparos de Tellis y pierde al hijo que esperaba. La posibilidad de redención para Nick se abre cuando se le ofrece colaborar en el esclarecimiento del asesinato de un oficial de Narcóticos, pero lo que espera al agente es un camino plagado de fantasmas.
Después del despliegue pirotécnico inicial, Carnahan opta por un estilo más sobrio, y también más conveniente para una película sombría, en la que vemos el enfrentamiento diario de los policías con lo más sórdido de la sociedad y cómo eso les deja marcas indelebles. Si se trata de ofrecer potentes escenas de acción, las hay, pero la mayor virtud del film es no quedarse ahí, sino saber combinar realismo y espectáculo para culminar en un clímax final excelente, en el que aflora una verdad que, como suele suceder, no es cómoda para nadie. Al margen de que la crisis familiar de Tellis está más vista que el tebeo y tampoco aporta demasiado a la trama, la película es muy consistente en su desarrollo, gracias sobre todo al buen encaje de la pareja protagonista y al magnetismo de las escenas que ambos protagonizan. Si lo que vemos al principio despierta el interés, en cuanto aparece en escena Henry Oak, con su porte elegante y sus maneras bruscas, Narc adquiere toda la negrura que necesita, pues aquí tenemos a uno de esos personajes que se quedan en la retina una vez finalizada la proyección. Oak es un tipo al que los códigos éticos ajenos se la traen al pairo, pues se ciñe en exclusiva al suyo propio. Un poli duro de los de toda la vida, pero dotado de una oscuridad veraz, no impostada. Él es a la vez marioneta y titiritero, creador de unas circunstancias que terminan por superarle. Tellis es sólo una parte del plan, pero al tomar el recién llegado la iniciativa, los acontecimientos se precipitan.
Forma y contenido conjugan muy bien, y podrían definirse con un solo adjetivo: implacable. Carnahan opta por mostrar la violencia de un modo muy directo, y el cromatismo empleado casa bien con una trama en la que todo es tenebroso. Me gusta especialmente cómo se filma y cómo está montado el primer diálogo entre Tellis y Oak en la cafetería, que se maneja desde distancias distintas a medida que la conversación pasa de lo tópico a lo personal. La música de Cliff Martínez posee ese minimalismo envolvente característico de este compositor, y en general la película saca buena nota en los aspectos formales, más allá de los tics modernos mencionados.
Es probable que la ausencia de estrellas en el reparto lastrara el resultado comercial del film, pero el trabajo de los actores raya a buen nivel. Jason Patric es un actor que no me convence, aunque reconozco que eligió un buen papel para salir de un largo retiro cinematográfico y lo interpreta a un nivel pocas veces visto en su carrera. Sin embargo, quien atrae todos los focos es el coproductor del film, Ray Liotta, impecable como policía de espíritu atormentado, alergia a las normas y un sentido de la lealtad chapado a la antigua. En el plantel de secundarios, formado por intérpretes poco conocidos por el gran público, tenemos la habitual presencia de raperos, que en este caso son Busta Rhymes y Bishop, así como la de un eficaz rostro televisivo como el de Chi McBride. Krista Bridges es una buena actriz, que vuelve a demostrarlo a las órdenes de Carnahan pese a que su papel es algo mil veces visto, y la intervención de John Ortiz tampoco es de las que pasan desapercibidas.
Narc es un gran film policíaco, que gustará a los aficionados al género y no decepcionará a los cinéfilos de toda especie. Todavía hoy, el mejor film de Carnahan, y la enésima demostración de que el difícil trabajo de los policías es especialmente cinematográfico.