Recomiendo a todos aquellos que despotrican contra la concesión del premio Nobel de Literatura a Peter Handke, ya sean progres de salón no excesivamente conocedores de la historia de Europa, paraestados que no debieran existir o naciones que han logrado ocultar con éxito que en tiempos apoyaron con entusiasmo la causa nazi, que se tomen una tila o que, al menos, no den la tabarra con cuestiones del todo extraliterarias.