Garzón inhabilitado, Camps exculpado… En España, a los mal nacidos nunca les faltan motivos de felicidad. Es evidente que un poder judicial garantista hasta la genuflexión con los delincuentes poderosos, e inmisericorde con quienes les persiguen, apesta a mierda desde la base hasta la cúpula, carece de la más mínima credibilidad y no merece ninguna consideración. En otros ámbitos, los franquistas o sus herederos al menos han tenido que hacer ver que se reciclaban en demócratas; en el judicial, ni eso: los que lo gobiernan siguen siendo los de entonces, y haciendo lo mismo que entonces. Togas sucias, lacayos de la escoria, os habéis (y nos habéis) cubierto de vergüenza.