El Real Madrid de baloncesto se ha proclamado campeón de la Copa del Rey con toda justicia. Hasta hoy, pocas cosas hacían presagiar la exhibición madridista en la final, pero este triunfo supone un espaldarazo a la apuesta del club blanco por un juego alegre y ofensivo. En los cuartos de final, resueltos con más oficio que brillantez, fue Felipe Reyes, con la inestimable colaboración de Velickovic, quien llevó a su equipo a la victoria. Ayer, frente al Banca Cívica, los blancos se apoyaron en un fantástico porcentaje de acierto en los lanzamientos triples, en especial del talentoso Nikola Mirotic. Y en la final el Madrid, que ha exhibido una agresividad y un carácter vistos hasta ahora a cuentagotas, ha cimentado su triunfo en la labor de un inconmensurable Sergio Llull y de un infalible Jaycee Carroll. Los madridistas han sabido jugar muy bien en ataque, atacando los puntos débiles defensivos del Barça y encontrando siempre al jugador más inspirado para jugarse los tiros difíciles. Felicidades por el triunfo, que habrá que ver si tiene continuidad en el futuro o es sólo una excepción al dominio barcelonista de los últimos años.
El Barça, que en cuartos despachó sin problemas a un Lucentum que bastante hizo clasificándose para la Copa, se mostró en semifinales como un equipo falto de frescura y acierto ofensivo. Sin embargo, la excelsa actuación de Lorbek y la escasa rotación de un Baskonia que puso todo lo que había que poner hasta que el cansancio le hizo mella, le llevaron a la final. Allí, y ante un adversario pletórico de acierto, al Barça se le han visto las costuras: pocas soluciones ofensivas cuando Navarro no está inspirado, en especial en el ataque estático, y escasa aportación en ataque de los jugadores de banquillo. Hombres como Wallace o Ingles han ofrecido un pobre rendimiento, aunque lo que más ha lastrado al Barça han sido sus bases, incapaces de dirigir, de anotar y, en el caso particular de Marcelinho Huertas (nefasto torneo el del base brasileño), de defender con una mínima consistencia.
Del resto de equipos, aprobado alto para un Baskonia al que la presencia de Lampe promete aportarle mayor abanico de recursos ofensivos, para un Lagun Aro que dio la cara ante sus vecinos vascos y estuvo cerca de derrotarles, para un Fuenlabrada que, a la postre, ha sido el equipo que mejor supo jugarle al Real Madrid, y para un Banca Cívica de Sevilla que derrotó con mérito a un gris Unicaja (equipo que mostró un juego deslavazado y tiene un entrenador al que se le acaba el crédito), pero se mostró poco intenso ante el futuro campeón. Magnífica organización, éxito de público, buen baloncesto y merecida victoria madridista. Hasta el año que viene.