Harto lamentable el panorama de ciudad tomada por la policía que ha ofrecido Barcelona esta semana, por aquello de la reunión del Banco Central Europeo. Mola eso de que se gasten nuestro dinero en proteger (de nosotros, claro) a los tipos que nos han puesto el pie en el cuello, a una sarta de hipócritas que reclaman recortes y austeridad desde sus lujosas habitaciones del Hotel Arts. No ha faltado de nada: francotiradores, helicópteros sobrevolando la ciudad durante todo el día, miles de policías venidos de las Españas para salvaguardar el sacrosanto orden establecido… ¿Incidentes? Ni medio, oigan. Claro que, teniendo en cuenta que las autoridades londinenses planean instalar baterías antimisiles en las terrazas de algunas viviendas para evitar posibles ataques aéreos durante los Juegos Olímpicos, el ataque de paranoia de nuestros gerifaltes parece bien poca cosa…