QUERY. 2020. 9´. Color.
Dirección: Sophie Kargman; Guión: Ryan Farhoudi y Sophie Kargman; Dirección de fotografía: Irvin Y. Liu; Montaje: Christine Park; Dirección artística: Riley Beres; Producción: Nicole Smolen, Ryan Farhoudi, Sophie Kargman, Nick Delli Santi y Ashton Ramsey, para Relentless Scargot Productions (EE.UU.).
Intérpretes: Justice Smith (Jay); Graham Patrick Martin (Alex); Armie Hammer, Olivia Sui.
Sinopsis: Dos amigos, después de divagar durante horas sobre la sexualidad en abstracto, deciden trasladar la cuestión a lo concreto.
Sophie Kargman es una joven actriz que ha decidido pasarse también al otro lado de la cámara y que este año ha rodado dos cortometrajes. El segundo de ellos, Consulta,está consiguiendo una buena difusión también a nivel internacional, lo que ha permitido a muchos a una directora con ingenio y, en consecuencia, con futuro.
La cosa va del trecho existente entre la teoría y la pràctica, en este caso en lo referente a la sexualidad. Durante una intensa jornada, dos jóvenes, amigos desde la infancia, discuten acerca de la influencia social en las conductas sexuales de los individuos. Al llegar la noche, y curiosamente por iniciativa del escéptico, esas charlas concluyen con un experimento, que da pie a una interesante cuestión: ¿nuestras preferencias sexuales son las que son por instinto, o por falta de una curiosidad que vaya más allá de lo que la sociedad considera lo más recomendable? A partir de esta premisa, Sophie Kargman elabora un film que destaca por su aire desenfadado, su verosimilitud y su habilidad para no explotar el tema más allá de lo que éste da de sí. En el aspecto visual, no es que la película sea nada del otro jueves, pero la gracia de los diálogos y la creíble forma de hacer avanzar la narración sí consiguen poner en funcionamiento los detectores de calidad.
Consulta sebeneficia del buen trabajo de sus dos actores protagonistas, jóvenes pero ya con una dilatada experiencia en la pequeña pantalla, en especial un Graham Patrick Martin que este año también ha dado el salto a la dirección. Tanto él como Justice Smith, el actor que da vida a su inseparable amigo en la ficción, derrochan naturalidad en sus palabras y en sus gestos, y contribuyen a que la película ofrezca ese tono cómplice y distendido que la hace brillar.
En definitiva, Sophie Kargman no ha inventado nada, pero apunta maneras.